miércoles, 13 de agosto de 2008

En vacaciones mi marido me engaña.

No es lo que parece, bueno sí, pero me engaña de una forma exquisita.
El día 13 de julio me fui a Valencia de vacaciones a "descansar". Yo lo que quería era pasar dos semanas tranquilas descansando y estar con mi marido. Lo único que le pedí antes de ir es que quería ver el Oceanográfico de Valencia.
Llegué a Valencia el 13 de julio a las 23:00 horas, él me vino a buscar al aeropuerto y fuimos a casa. Mi primera sorpresa fue que el lunes teníamos que madrugar para ir al Oceanográfico, (¿ya?). No me dejó ni un día para habituarme al calor.
Yo llevaba dinero para pagar las entradas y cual es mi sorpresa cuando al llegar a la entrada en lugar de pasar por taquilla va directo a la zona de reservas. Él ya se había preocupado de dejarlo todo atado antes de mi llegada. Pero no sólo eso, sino que el martes íbamos al Museo de Ciencia y al Imax. Y yo por el camino preguntando si tenía suficiente para las entradas. Fueron dos días intensos, viendo cosas maravillosas en el Oceanográfico y comiendo en el restaurante submarino y bebiendo horchata de Alboraya, Qué dos días tan duros!!! :)
El lunes por la noche me enteré que nos íbamos a ir a Cuenca a pasar el miércoles. "¿En serio me lo dices?" Yo no acababa de creerlo. Alquilamos un coche para dos días. Yo no sospeché nada porque pensé que dos días de alquiler era por si no llegábamos a la hora el miércoles, poder devolverlo el jueves. Ingenua de mí. Por el camino a Cuenca le comenté a Envite que si se nos hacía muy tarde para volver podíamos dormir en el coche (era un Seat Alhambra) ya que es grande y cómodo. Llegamos a Cuenca a eso de las 15:00 horas. Paramos en varios sitios antes de llegar a tomar café y varios. En Cuenca comimos realmente bien. De primero una sopa de cocido que levantaba a un muerto, Sí señor, buena sopa. Creo que de todos es sabido que en Castilla se come verdaderamente bien.
Fuimos después de comer a ver las Hoces del Júcar y el Huécar y a ver las casas colgadas. En frente de la subida a las casas hay una pasarela que lleva al Parador de Cuenca (antiguo convento de San Pablo). Envite me dijo de ir al Parador a verlo por dentro, yo le dije que no ya que como me gustan tanto los Paradores no quería que se me pusieran los dientes largos. Él insistió que al final entramos, le preguntó a la señorita de recepción que si sin estar alojados podíamos entrar al Parador, ella, amablemente nos dijo que sí, que podíamos visitar los claustros y tomarnos algo en cafetería. Yo ya estaba caminando hacia la puerta cuando Envite saca el DNI y dice "¿Y estando alojados?". Yo creí morirme, me eché a llorar y varias veces le dije que era muy malo y que eso no se me hacía a mí. La señorita de recepción me dijo que ójala su marido fuese así de malo alguna vez con ella. Fue increíble. Pero eso no fue todo. Cuando llegamos a la habitación había una caja de bombones con una nota que ponía "Feliz Aniversario...Atrasado". Maravilloso. He de decir que él vació su bolso o maricona y metió dentro ropa interior de los dos, desodorante, cepillos, etc. Un hombre bien preparado. Bonita sorpresa.
Fueron dos días increíbles en Cuenca, e increíblemente cansados. Muchas cuestas, más cuestas y mcuha terracita donde sentarte a tomar un refresco o un café y admirar el paisaje. Dos días muy duros también. :)
De ahí partimos hacia el nacimiento del Río Cuervo. Eso no fue sorpresa, pero también fue muy bonito. Vimos el Ventano del Diablo, vimos sus espectaculares barrancos y pantanos, con sus presas. Paisajes increíbles.
De vuelta a Valencia, fuimos por la Serranía de Cuenca y comimos en Beteta, en Restaurante Casa Tere, si alguien va alguna vez por allí, que pare a comer allí. Espectacular.
Vimos muchos rebaños de ovejas, cabras y hasta vacas y toros en medio de la carretera. Paramos en muchos pueblitos chiquititos y algunos no tan chiquititos que hasta tenían una sucursal de Caja Castilla-La Mancha. El siguiente cajero por supuesto estaba a 41 km. La gente saludaba sin conocerte y nos preguntaban que de donde veníamos.
Ya en la Comunidad Autónoma de Valencia cogimos un desvío para ver el pantano de Buseos y la Serranía de Valencia, que aunque parezca mentira es espctacular, que no sólo es sol y playa. Acabamos en Casinos (Valencia), otra sorpresa de mi marido para comprar turrones en el pueblo que más tiendas de turrones por m2 he visto en mi vida.
Volvimos a Valencia y de allí, al día siguiente a Zaragoza a la Expo.
Y se acabaron las sorpresas. ¿Qué os parece? Yo creo que no merezco tanto halago. ¿O sí?
Gracias cariño por unas vacaciones maravillosas.

lunes, 11 de agosto de 2008

Fantasmas

Hace unas semanas, como casi todos sabréis, me fui de vacaciones. Fui a Valencia, exactamente a Benimamet a ver a mi marido, que está allí estudiando o haciendo como que estudia. La primera semana fue espectacular, y espectacularmente cansada. La segunda semana fue más tranquila ya que Envite iba por las mañanas a la facultad y a mí me dio tiempo de descansar y ejercer mi derecho de ama de casa.
Uno de los días en los que yo estaba tumbada en la cama leyendo, se abrió la puerta del dormitorio, a mí casi me da algo ya que pese a no ser demasiado miedosa, no conocía la casa y era el primer día que me quedaba sola. No le hice caso, y al rato, se cerró quedando entornada. Me levanté y la abrí. Me volví a acostar y se cerró, ya me estaba mosqueando un poco, pero seguí sin hacer mucho caso. Seguí leyendo y la puerta se volvió a abrir. Ahí es cuando empecé a pensar que pasaba algo raro y que podía ser que hubiera algún fantasma o algo raro. Me levanté, fui al salón a ver si había algún motivo de corriente para que la puerta se abriera y cerrara sola, pero no, la ventana del salón estaba cerrada, la puerta de la solana estaba cerrada, así que como no había motivos de corriente de aire, me acojoné del todo. Volví al dormitorio y entorné la puerta, entonces, dio dos golpecitos al marco (la propia puerta) y se abrió. Yo ya no sabía donde meterme o si marcharme, o qué hacer. Entonces se me ocurrió algo. En el salón había otra habitación en la cual había un balcón, y ese balcón sí que estaba abierto y hacía corriente con la ventana del dormitorio en la que yo estaba.
Se solucionó el problema del fantasma y mi miedo, y mi gozo en un pozo de no encontrar fantasma alguno.