domingo, 21 de junio de 2009

La niña y la polla

El otro día, yendo con mi marido en el coche camino de casa, no sé por qué me vino a la cabeza un recuerdo de cuando yo era niña.

Yo tenía 11 años y mi hermana 13. Era sábado. A eso de las 13:00 mi madre nos dijo: --¡Ay, que yo quería hacer pollo asado para mañana y se me ha olvidado comprarlo!-- Así que nos mandó a la pollería de siempre con el recado de que trajéramos un pollo troceado para asar.

Mi hermana y yo fuimos a la pollería de toda la vida y le dije a Pepe: --Pepe, ha dicho mi madre que nos des un pollo que sea grandecico y troceado para asar--. A lo que Pepe respondió: --Dile a tu madre que pollos no me quedan, que si quiere, le pongo una polla--. Mi cara debió de ser todo un poema. Empecé a ponerme roja, ya se sabe, cosas de la edad y que una escuchaba ya en la calle muchas palabras de ese tipo. Al verme la cara Pepe se debió de dar cuenta de lo que había dicho.

Mi hermana y yo nos fuimos a casa con el recado de Pepe. Cuando llegamos le dije a mi madre: --Mamá, Pepe me ha dicho que pollos no le quedan, que si quieres te pone una polla--. Mi madre, alertada de la frase, cogió el teléfono y llamó a la pollería. --Pepe, ¡¿Pero qué le has dicho a las crías?!-- Pepe se disculpó y dijo que la frase había sido sin mala intención, que realmente no le quedaban pollos, pero sí le quedaban pollas. La cuestión de la pregunta era porque las pollas tienen un tamaño ligeramente más pequeño que el de los pollos y no sabía si mi madre las quería o no. a fin de cuentas no iba a engañar a una clienta de toda la vida. Así que mi madre nos volvió a mandar a la pollería a comprar dos pollas que le había encargado ya por teléfono. Cuando llegamos el paquete ya estaba preparado, pagamos y Pepe, el pobre, casi ni se atrevió a mirarnos a la cara. Y mi hermana y yo nos fuimos a casa con dos pollas dentro de una bolsa.

El malentendido se olvidó a los pocos días y mi madre, por supuesto, siguió comprando en la pollería de Pepe muchos años más. Hoy en día ya no está, hace bastantes años que se jubiló, pero no sé por qué me vino el otro día su recuerdo.

Un capítulo de House (3ª parte)

Después de que se complicara demasiado un cuadro de infecciones varias y úlcera de estómago. Después de haberle dado antiinflamatorios (que fueron los que le produjeron la úlcera), antibióticos (Alsir), antiácidos (Ranitidina), jarabe para no vomitar (Primperan tomado e inyectado), vitaminas B y K por vena, estar un día ingresada en la clínica veterinaria con una vía intravenosa para ponerle un suero de lactato, estar tres días sin comer y casi sin moverse porque estaba demasiado débil, de no mover ni siquiera el rabo cuando me veía. Después de vomitar sangre y dolerle todo el cuerpo. Después de estar todo un fin de semana inyectándole yo el Primperan y después de muchas visitas al veterinario, hoy puedo decir que mi perra vuelve a ser la que era.

Las cosas ya van prácticamente bien del todo. Hestia ya se mueve con normalidad, está contenta, vuelve a ser la perra bruta que era cuando tocaba salir a la calle y ya sube al sofá sin ayuda y con normalidad. Tiene otra vez un hambre voraz, y hasta me viene a buscar a la puerta.

Todo el mundo que ha tenido animales en casa, o le gustan mucho los animales, sabrá o imaginará por lo que yo he pasado.

Como casi siempre pasa en los capítulos de la serie House, este también termina bien.

viernes, 12 de junio de 2009

Soy una salida.

Sí, soy una salida. Pero sólo le permito a un ser que me llame así.

Y algunos os preguntaréis quién es ese ser, ¿no? Pues bien, es la máquina de fichar del trabajo.
Todos los días cuando salgo de trabajar la maquinita, al pasar la tarjeta de fichar, me dice: «Salida: Muñoz, Merche». Y no sólo se lo permito, si no que además me voy contenta de que me lo diga.

jueves, 11 de junio de 2009

Un capítulo de House (2ª parte)


Hestia está evolucionando favorablemente. Durante todo el fin de semana le estuve inyectando Primperan porque por boca lo vomitaba.

El lunes 8 de junio la llevé a que Ana la viera y me dijo que era mejor que se quedara ingresada en la clínica veterinaria. Quería controlarla un día entero con su noche.

Le hizo un análisis de sangre, le puso una vía y suero porque llevaba tres días y medio sin comer y estaba muy débil. Todavía perdía mucha sangre, sobretodo en las heces y orina. No había vomitado más sangre. Le puso a través de la vía los antibióticos y vitaminas B y K, para ayudar al hígado y paliar las hemorragias respectivamente.

El martes a las 10 de la mañana fui a buscarla. La verdad es que el cambio del fin de semana fue radical. Salió como un cohete a buscarme. Estaba contenta y se le veía otra cara.

Ana me dijo que había comido bien, no había vomitado y las heces ya estaban cambiando de color. No había hecho falta la trasfusión.

Ahora el resto lo tengo que hacer yo: una dieta especial a base de una comida enlatada para estómagos e intestinos sensibles, calditos de pollo que le hago y manzana cocida. Le tengo que dar la comida de a poquito y muchas veces al día para que el estómago vuelva a acostumbrarse a comer después de la úlcera.

Ahora Hestia ya viene a buscarme a la puerta, se pone contenta cuando bajamos a la calle y me pide de comer. Está todo el día haciendo guardia en la puerta de la cocina para que no se le escape nada.

Aún así, todavía no es ella. Aún está un poco tristona, tengo que darle tiempo a los antibióticos y medicinas, que los milagros están muy caros, pero es que no me gusta nada verla sufrir.

Ahora está extremadamente mimosa. Y la verdad es que yo le correspondo porque después de lo mal que lo ha pasado, se lo merece, pobrecita mía.

Ya aprovecho para dar las gracias a todo el mundo que se ha preocupado por ella.

A mi marido, que me ha animado y le ha puesto el lado positivo a lo que estaba pasando.

A Ana, por haber hecho tan bien su trabajo y por los ánimos que me ha dado.

Y sobretodo a mis padres que me han ayudado económica y moralmente con este trago tan duro para mí. Gracias a todos.

sábado, 6 de junio de 2009

Un capítulo de House

Estos días parece que esté viviendo un capítulo de House en propia persona. Bueno, en la mía no, en la de mi perra, porque en este caso es un Dr. House veterinario.
El lunes pasado 1 de junio mi marido y yo llevamos a nuestra perrita Hestia al veterinario porque el domingo se quejaba mucho de la pata trasera derecha. Ese mismo domingo le di unos comprimidos antiinflamatorios para perros, para aliviarla, ya que sus aullidos eran de auténtico dolor. La veterinaria, Ana, me recetó otros antiinflamatorios un poco más fuertes porque Hestia estaba cojeando mucho y se seguía quejando. No tenía cita hasta el viernes siguiente, pero el martes por la mañana me presenté sin avisar porque Hestia tenía sangre en la orina. Habíamos recogido orina y se la llevamos para analizarla.

Salió que tenía infección en la vejiga, además de cristales de estruvita y cálculos. La suerte fue que los cristales se deshacen con una dieta especial y los cálculos son tan chiquititos que no hace falta operar. Hasta ahí más o menos bien.

El miércoles empezó a tener unas heces muy negras, y volví al veterinario. Me dijo que eso era síntoma de alguna pequeña úlcera o pérdida del tracto digestivo. Se le hicieron unos análisis de sangre. Esa misma tarde tuve la respuesta: tenía infección en sangre, seguramente de las mismas bacterias de la vejiga. Ana le recetó un antiácido para el estómago.

Esa misma tarde empezó a vomitar, y el jueves los vómitos eran con sangre. El antibiótico que tenía que tomar para la infección no lo pudo tomar por no hacer más daño al estómago, así que ayer viernes a la pobre Hestia Ana le inyectó un antibiótico y un antiácido. Aparte le doy en casa Primperan cada 6 horas con 1/4 de comprimido de un antiácido.

Anoche a las 5 de la mañana, cuando llegué de trabajar le di el Primperan junto con el antiácido para reposar unos 20 minutos y darle algo de comer, pero antes de ese tiempo ella vomitó un charco de sangre tremendo. Antes de limpiar todo recogí unas muestras para que el veterinario las viera.

Hoy por la mañana he ido de nuevo al veterinario. Ha visto las muestras recogidas, ha visto el historial de Hestia (ya que el fin de semana hay otro veterinario) y ha dicho lo mismo: infección de orina e infección en sangre, con pérdida no muy alarmante de sangre, pero hay que ir con cuidado.

Le ha inyectado un antiácido, el antibiótico, otro antibiótico de refuerzo para el fin de semana, un Primperan y una dosis de vitamina K para contrarrestar las pérdidas de sangre por las hemorragias. Yo tengo que seguir inyectándole el Primperan el fin de semana cada seis horas para evitar que lo vomite, y no darle nada de comer sino líquidos.

Total, fuimos porque le dolía la pata y al final le sacaron todo esto. Espero que los veterinarios, Ana y Miguel Ángel, sean como el Dr. House y al final den con el diagnóstico adecuado, aunque parece que ahora ya vamos en camino.

Ya os iré contando como evoluciona.