jueves, 11 de junio de 2009

Un capítulo de House (2ª parte)


Hestia está evolucionando favorablemente. Durante todo el fin de semana le estuve inyectando Primperan porque por boca lo vomitaba.

El lunes 8 de junio la llevé a que Ana la viera y me dijo que era mejor que se quedara ingresada en la clínica veterinaria. Quería controlarla un día entero con su noche.

Le hizo un análisis de sangre, le puso una vía y suero porque llevaba tres días y medio sin comer y estaba muy débil. Todavía perdía mucha sangre, sobretodo en las heces y orina. No había vomitado más sangre. Le puso a través de la vía los antibióticos y vitaminas B y K, para ayudar al hígado y paliar las hemorragias respectivamente.

El martes a las 10 de la mañana fui a buscarla. La verdad es que el cambio del fin de semana fue radical. Salió como un cohete a buscarme. Estaba contenta y se le veía otra cara.

Ana me dijo que había comido bien, no había vomitado y las heces ya estaban cambiando de color. No había hecho falta la trasfusión.

Ahora el resto lo tengo que hacer yo: una dieta especial a base de una comida enlatada para estómagos e intestinos sensibles, calditos de pollo que le hago y manzana cocida. Le tengo que dar la comida de a poquito y muchas veces al día para que el estómago vuelva a acostumbrarse a comer después de la úlcera.

Ahora Hestia ya viene a buscarme a la puerta, se pone contenta cuando bajamos a la calle y me pide de comer. Está todo el día haciendo guardia en la puerta de la cocina para que no se le escape nada.

Aún así, todavía no es ella. Aún está un poco tristona, tengo que darle tiempo a los antibióticos y medicinas, que los milagros están muy caros, pero es que no me gusta nada verla sufrir.

Ahora está extremadamente mimosa. Y la verdad es que yo le correspondo porque después de lo mal que lo ha pasado, se lo merece, pobrecita mía.

Ya aprovecho para dar las gracias a todo el mundo que se ha preocupado por ella.

A mi marido, que me ha animado y le ha puesto el lado positivo a lo que estaba pasando.

A Ana, por haber hecho tan bien su trabajo y por los ánimos que me ha dado.

Y sobretodo a mis padres que me han ayudado económica y moralmente con este trago tan duro para mí. Gracias a todos.

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