lunes, 17 de enero de 2011

Mi marido me llama bruja.

Hemos pasado las Navidades en casa de mis padres, en Zaragoza. Uno de los días, paseando mi marido y yo por una de las céntricas calles de la ciudad, vi en un escaparate un bolso que me dejó hechizada. Le dije a mi marido: «¡Voy a comprármelo!», y él me respondió: «¡Deja de estar gastando dinero que ya hemos gastado suficiente!». Así quedó la cosa porque yo soy una chica muy obediente.

El día 27 de diciembre, mi padre me dijo: «Hoy me voy a ir yo con tu marido a mirar unas cosas, ¿vale?». Mi madre y yo nos quedamos conformes porque ella y yo también teníamos planes por otro lado.
Nosotras fuimos al centro, a una casa de caramelos, muy cerca de la tienda donde yo había visto el bolso. Después de comprar, fuimos a tomar un café, y estando en la cafetería, le dije a mi madre: «¿Te juegas algo a que mi marido ha ido con el tuyo a comprarme el bolso para Reyes?» Y mi madre contestó: «¿Nos acercamos a la tienda a ver?».

Nos acercamos hasta la tienda y allí estaba el bolso en el escaparate, tal y como yo lo había visto la última vez. Cuando se lo enseñé a mi madre, ella dijo: «Si yo supiera que tu padre no me ha comprado uno a mí, me llevaría uno, porque la verdad es precioso». Así que ni corta ni perezosa, entré a la tienda y le dije a una de las dependientas: «Mira, perdona, ¿me puedes decir si dos hombres han estado mirando estos bolsos?», la muchacha me dijo (sonriendo): «Señora, eso no se lo puedo decir». «Bueno, pues si no me puedes decir eso, dime por lo menos si se han llevado uno o dos bolsos, porque si se han llevado sólo uno, mi madre se llevaría otro». «Sólo se han llevado uno» - me contestó. Automáticamente mi madre dijo que se llevaba uno de un tamaño un poquito mayor, que además era el último.

Nos fuimos para casa.

Al llegar a casa, mi madre le dijo a mi padre: «¡Mira cariño, el bolso que le he comprado a la chica!» Al ver el bolso, a mi marido le cambió la cara. Si hubiera podido hacerle una foto...

Entonces le dije: «¡Que no bobito! Que ese bolso se lo ha comprado para ella, solo que como yo me imaginaba que habías ido a comprármelo, le dije que te gastara esa broma».

Mi marido sacó el paquete con MI bolso del cuarto y mientras me lo daba riéndose, me dijo: ¡BRUJA!

Pero no creo que sea cosa de ser bruja o no serlo, creo que es más cosa de la complicidad que hay entre los dos y ver la cara que puso cuando le dije que estaba enamorada de ese bolso.

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