El otro día, yendo con mi marido en el coche camino de casa, no sé por qué me vino a la cabeza un recuerdo de cuando yo era niña.
Yo tenía 11 años y mi hermana 13. Era sábado. A eso de las 13:00 mi madre nos dijo: --¡Ay, que yo quería hacer pollo asado para mañana y se me ha olvidado comprarlo!-- Así que nos mandó a la pollería de siempre con el recado de que trajéramos un pollo troceado para asar.
Mi hermana y yo fuimos a la pollería de toda la vida y le dije a Pepe: --Pepe, ha dicho mi madre que nos des un pollo que sea grandecico y troceado para asar--. A lo que Pepe respondió: --Dile a tu madre que pollos no me quedan, que si quiere, le pongo una polla--. Mi cara debió de ser todo un poema. Empecé a ponerme roja, ya se sabe, cosas de la edad y que una escuchaba ya en la calle muchas palabras de ese tipo. Al verme la cara Pepe se debió de dar cuenta de lo que había dicho.
Mi hermana y yo nos fuimos a casa con el recado de Pepe. Cuando llegamos le dije a mi madre: --Mamá, Pepe me ha dicho que pollos no le quedan, que si quieres te pone una polla--. Mi madre, alertada de la frase, cogió el teléfono y llamó a la pollería. --Pepe, ¡¿Pero qué le has dicho a las crías?!-- Pepe se disculpó y dijo que la frase había sido sin mala intención, que realmente no le quedaban pollos, pero sí le quedaban pollas. La cuestión de la pregunta era porque las pollas tienen un tamaño ligeramente más pequeño que el de los pollos y no sabía si mi madre las quería o no. a fin de cuentas no iba a engañar a una clienta de toda la vida. Así que mi madre nos volvió a mandar a la pollería a comprar dos pollas que le había encargado ya por teléfono. Cuando llegamos el paquete ya estaba preparado, pagamos y Pepe, el pobre, casi ni se atrevió a mirarnos a la cara. Y mi hermana y yo nos fuimos a casa con dos pollas dentro de una bolsa.
El malentendido se olvidó a los pocos días y mi madre, por supuesto, siguió comprando en la pollería de Pepe muchos años más. Hoy en día ya no está, hace bastantes años que se jubiló, pero no sé por qué me vino el otro día su recuerdo.
2 comentarios:
En qué andarías tu pensando, a los 11 años, para que hablar de pollos y pollas te pusiera la cara colorada...
Pues pensaba en lo que oía por la calle, a los amiguitos de correrías, y que antes con 11 años, no éramos niñatas, éramos niñas, pero curiosas... Y polla ya empezaba a tener doble significado.. :P
¡Qué le vamos a hacer!
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