Anoche soñé.

Anoche tuve un sueño.
Realmente fue un sueño extraño, creo que como todos los sueños.
Estaba en Zaragoza, en casa de un amigo de allí al que hace tiempo que no veo, Gonzo (Santiago), el cual se había comprado un ordenador que podía crear cosas virtuales que se convertían en realidad. Yo no sé si es por mi afición a jugar al juego de rol Zombies, que le dije de crear uno. Lo creamos, y no pasó nada. Por supuesto era de noche y yo tenía que salir de su casa para ir a la mía. Cojo el coche y me dirijo a mi casa. Por el camino estoy parada en un semáforo y en uno de los lados donde había campo veo que la tierra empieza a moverse y ¡de ella sale el zombie que habíamos creado mi amigo y yo! Lo más lógico hubiera sido que metiera primera y arrancara, ¿no? Pues no. Salgo del coche y empiezo a correr. El zombie se sacude la tierra del cuerpo y echa a correr detrás mío, pero a una velocidad increíble. Cuando está ya muy cerca de mí, me paro en seco, me vuelvo y con los brazos en jarra (como buena maña) le dijo: - Nononononono, tú no corres tan rápido, yo te creé lento, así que a correr despacio. Y él me contesta, totalmente normal: - Es cierto, no me acordaba, te doy ventaja. ¡Pero bueno! ¿Desde cuando los zombies dan ventaja? Pues desde que están en mi sueño. Me pego casi todo el sueño corriendo, pero ¡zas! caigo en una zanja. El zombie me sigue, y por supuesto me alcanza y me muerde. Mientras yo estoy gritando, él me dice: - ¿No decías que querías saber lo que se siente siendo un zombie? Pues ahora lo vas a saber. Te quedan 3 minutos 2, 1... Y me desperté. Eran las 6 de la mañana y yo estaba bañada en sudor.
Creo que voy a tener que dejar de ver películas de zombies...